-Háblame de ti.-murmuró Nicolás
mientras yo remaba por el lago. La idea que se le había ocurrido a
Nicolás para calentarme las manos era remar, por eso, ahora
navegábamos en un pequeño lago que había en un parque bastante
céntrico de la ciudad. La idea había sido bastante mala porque
dejaba mis manos a la exposición al frío, y en cambio, eran mis
brazos los que se calentaban. El resultado era que tenía calor pero
seguía con las manos heladas.
-No sé que decirte.-dije descansando
un poco de remar para refugiar mis manos en mis bolsillos.
-Dime algo que nunca le hayas dicho a
nadie.-comentó Nicolás echándose hacia delante.
¿Algo que nunca le hubiese dicho a
nadie? No se me ocurría nada.
-Creo que nunca he pronunciado la
palabra “dédalo” en voz alta.-dije extrañada.
-¿Dédalo? -frunció el ceño.- ¿Por
qué se te ha ocurrido “dédalo”?
-Me gusta la palabra... y la mitología,
así que creo que es comprensible.-dije pensativa mientras veía como
una pareja se besaba en una barca cercana. Miré a Nicolás y
carraspeé observando a otro lado.
-¿Y se te ha venido la palabra
“dédalo” a la mente como quien no quiere la cosa?-preguntó sin
creérselo Nicolás.
Yo sonreí. Nicolás aún no me
conocía.
-La gente que me conoce dice de mí que
soy muy...impulsiva o muy loca. -intenté explicarme- De repente se
me ocurre algo y lo digo, como ahora. O a lo mejor necesito algo y
voy a por ello. No sé. Soy así. Me has preguntado algo que nunca
haya dicho a nadie y se me ha ocurrido que la palabra “dédalo”
nunca la había pronunciado, así que la he dicho. Ha venido de
repente a mi cabeza y era una respuesta válida.- acabé en una
sonrisa.
-Vale, vale... O sea que te gusta la
mitología... y eres muy extraña.-sonrió mostrando sus dientes.
Volví a agarrar los remos ya que nos
acercábamos peligrosamente al borde del lago. Resoplé y miré a
Nicolás para que se diese cuenta de que estaba un poco harta de esa
actividad, pero rápidamente me corregí y sonreí. Lo había hecho
con toda la buena intención del mundo.
-Pero no me refería a algo que nunca
hayas dicho. Si no un secreto tuyo que nunca hayas contado.-volvió
Nicolás al tema.
Medité por un momento mirando el
paisaje otoñal que envolvía el lago. Los árboles estaban ya casi
desnudos lo que recalcaba que el invierno ya había llegado. El
viento hacía tiritar la superficie del agua del lago.
-Creo que todos mis secretos se
conocen.-dije con una tímida sonrisa.- Creo... que no me queda nada
para mí.- miré el suelo de la barca. No podía creer ser tan
transparente. Prefería ser un laberinto, un puzzle sin resolver, un
enigma... Lucas. Lucas era mi laberinto personal, mi puzzle, mi
enigma. Era el único problema que no lograba resolver, la única
ecuación que no conseguía despejar. Me gustaría ser como él,
atrevida, misteriosa... ¿Por qué no lo era? Yo antes era así, yo
siempre fui así, hasta que me volví aburrida. ¿Qué había
cambiado?
-¿Tienes hermanos?-preguntó Nicolás
sacándome de mis pensamientos.
-Sí, uno. Está haciendo un doctorado
en el extranjero. -Hacía mucho tiempo que no le veía, o hablaba con
él.
-¿Cómo se llama?
-Alejandro, aunque le llamo Ale.
-¿Te llevas bien con él?
-Nunca nos hemos enfadado. Jamás. -reí
recordando.- La gente nunca se lo cree. -Miré mi reflejo en el agua.
-¿Podemos irnos? No me apetece remar más. -froté mis manos en los
muslos de mis pantalones vaqueros para calentarlas.
Él asintió pensativo y nos fuimos del
lago. Nicolás salió primero y mi mal equilibrio sobre la barca
derivó en un repentino mareo, por suerte, el encargado de las barcas
se encontraba cerca y me cogió antes de que cayese al mar. Nicolás
se giró justo en ese instante y me encontró abrazada fuertemente al
chico de las barcas. Me miró durante un instante, frunció el ceño
y me hizo señas de que le siguiese. Después de espetarle un débil
“gracias” al agradable dueño de las barcas seguí a Nicolás.
Anduvimos envueltos dentro de una
burbuja de tensión. Yo le miraba de vez en cuando, pero sufría de
pinchazos en el pecho cada vez que lo hacía. No tenía sentido.
Pronto llegamos a una pizzería del centro y, luego de un par de
palabras, pedimos cada uno una pizza.
Le di el último mordisco a mi pizza
mientras pensaba en algún tema con el que romper el duro hielo que
se había creado de repente, ¿por qué tanta tensión?
-¿Con quién hablabas antes por
teléfono?- pregunté cuando esa duda volvió a mi cabeza.
-Nada, un amigo...
-¿Cómo es?-inquirí expectante. Él
me miró extrañado por la pregunta.
-Es moreno, alto pero...-justo en ese
momento llegó la camarera con la cuenta y tuve ganas de tirarme del
pelo.
¡Mierda! Desde el jueves no tenía
nada de dinero, me dejé el bolso en casa de Lucas y en su interior
estaba el monedero.
-Te toca pagar 8 euros.-me dijo Nicolás
mientras sacaba un billete de su cartera para pagar su parte. No
sabía cómo decírselo, me daba mucho reparo pedirle dinero.
-Nicolás,-miré hacia mi plato vacío
y sentí su penetrante mirada.- No tengo dinero, me lo he dejado en
casa de un amigo...-la palabra “amigo” se me atragantó en la
garganta, alcé la mirada y él sonrió.
-Ningún problema en
pagártelo,-contestó- pero no te olvides de devolvérmelo.-añadió
achinando los ojos.
Pocos minutos después nos
encontrábamos más cerca de lo normal, andando sin ningún objetivo.
Nicolás me miraba de soslayo, a ratos. Y yo mantenía mi cabeza sin
saber en qué pensar. Sabía que le gustaba, ¿pero me gustaba a mí?
Nicolás era muy tierno y agradable pero... no sabía como seguir
después de ese pero.
Nicolás se paró y yo le miré
extrañada mientras quitaba la pitón de una motocicleta gris
bastante vieja. Él me miró y sonrió.
-Yo ya me voy.-dijo.
Asentí con la cabeza mientras él se
acercaba con un casco verde oscuro en el brazo. Volvió a sonreír
pero esta vez con timidez , dubitativo, me cogió dulcemente la mano
y depositó un casto beso en mis labios. Casi como un roce, como la
caricia de una pluma, demasiado frágil y ligero para convencerme de
que había ocurrido de verdad.
-Nos vemos otro día.-le contesté.
-Que no se te olvide que me debes 8
euros.
Se separó, me miró un largo rato y a
continuación se puso el casco, quitó el pie a su motocicleta,
espetó algo y se fue envuelto en un ruido ensordecedor.
Le vi alejarse mientras dejaba un
pequeño rastro de humo gris. Me llevé la mano a la frente. ¿Qué
había sido eso?, ¿por qué había ocurrido? No quería esto, ¿o
sí? ¿Entonces por qué le dije eso a Lucas...?
Lucas, ¿al final Nicolás me había
hablado de su amigo? Había dicho algo de que era moreno y
alto...bueno, en eso coincide, ¿pero dijo algo más? Sí, estaba
pronunciando la palabra “pero” cuando la camarera le interrumpió.
Lucas tenía un pero.
Miré hacia los lados sin saber muy
bien dónde me encontraba. Estaba tan preocupada con lo cerca que
estaba de Nicolás que no había prestado atención al camino. Me
había perdido. Seguí caminando por la ancha calle. Estaba rodeada
de edificios nuevos y bastante iguales, con lo que debía de estar en
las afueras. ¿Por qué Nicolás me había llevado hasta aquí? Ah,
es verdad, por la moto. ¿Por qué estaba su moto tan lejos?
Por suerte, encontré una parada de
metro y sin pensármelo dos veces entré en ella. Pasé el torno y
fui a sentarme a esperar cuando vi que la luz de unos faros se dejaba
mostrar por el túnel, así que me quedé de pie esperando.
Me dolía la cabeza horrores, por eso,
apoyé ésta en el frío cristal, como solía hacer.
Lucas tenía un pero. ¿Yo sabía cual
era? Casi se acercaba a la perfección pero había algo... Eso,
teniendo en cuenta que fuese el mismo Lucas... Si le había dicho a
Lucas que fuésemos amigos... ¿lo tendría que hacer también con
Nicolás? ¿Nicolás era distinto?
Tenía la cabeza hecha un lío y mis
manos seguían heladas, me las miré. Nicolás no había conseguido
calentármelas y me había hecho remar toda la tarde, salió primero
de la barca y no se preocupó en ayudarme, su intención era que
pagásemos a medias la cuenta y luego me dijo que no se me olvidase
devolvérselo, y ahora, al final, me había dejado sola en un lugar
que no conocía.
¿Qué son estos detalles comparadas
con Nicolás? ¿Con su dulce beso? Pero... en eso consiste esto,
¿verdad? Lo importante son esas pequeñas cosas, esos diminutos
detalles que pueden hacer la vida perfecta o no.
Nicolás podía ser muy tierno, dulce y
simpático, pero tenía muchos “peros”. Lucas solo uno y no sabía
cual era, pero sí sabía que me daría igual.
De repente una oleada de tristeza me
invadió recordando la noche anterior. La noche anterior. Pensaba que
había pasado más tiempo. Sara tenía razón, iba a pasar tarde o
temprano... ¿Por qué demonios lo hice? ¡Yo le quería! Me puse las
manos en mi cara.
Llegué a mi parada, pero la obvié.
Tenía un nuevo destino :quería conocer todos lo “peros” que
Lucas tuviese, pero sinceramente, no creía que tuviese ninguno.
Menos mal que se dio cuanta, Nicolás es muy mono y todo lo que quieras pero nada como Lucas! Espero que vuelva a por él porque ya lo echo de menos!!
ResponderEliminarY por cierto tu capitulo me ha recordado a cierta canción que está por llegar.....
Besos!! :)
jajaja yaaa lo he hecho a posta lo de "pequeñas cosas" además me venía muy bien para describir eso jajaja
EliminarYo también estoy deseosa de una nueva conversación... Leire-Lucas jajaja
Graciaaas!! A ver si haces otra twitcam!
brbrbrbrbbrbrbrbrbrbb NICOLAS ES UN PUTO, Y EL PERO DE LUCASS ESTOY DESEANDO SABERLO
ResponderEliminarASJNHDKASJHDSJHDASJKD
Caaaaada vez es mejor, espero el siguiente con imapciencia, as alwaays!:3
Ereeeeeeeeeees geeeenial, besis! <3
jajajaja me encantan tus comentarios, ocupan mucho pero por tus ejhgkwjehgvbkwae jajaja
EliminarSiii yo también espero mucho el siguiente, echo de menos el Leir-Lucas!
Besis!! :D
Ayyyyy me los leí todos en un solo dia xq sinceramente AMO TU NOVELA, es demsiado perfecta!!!!! pero ya porfa sube otro cap q ya quiero leer más :D
ResponderEliminarayyy *o* no me digas esas cosas que me las creo! jajaja
Eliminarmuchísimas gracias, de verdad :D
Ya te he puesto en mi lista para avisarte cuando suba el próximo capítulo ^^
De nuevo, muchas gracias!!
Geniaaaaal...quiero leer el siguiente YA!!! ;) jijiji
ResponderEliminarA ver si me pongo ahora con él! :D
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