Habían
pasado dos meses y yo seguía sin saber si mi decisión fue la
correcta. Por un lado tenía la sensación de que había esquivado
una granada, de que había tirado una bomba que amenazaba con
estallar en mis propias manos. Huí de que me volviese a pasar lo de
Daniel... pero a lo mejor había sido demasiado tarde...
—No—dije
a esa molesta conciencia mientras negaba con la cabeza. Había hecho
bien, me había apartado del problema antes de volver a tropezar con
la misma piedra.
Apoyé
mi cabeza en la ventana del vagón del metro mientras las débiles
notas de la canción que estaba escuchando se difuminaban con el
silencio.
Y
aún cuando sabía que había hecho lo correcto solo podía pensar:
¿Qué estará haciendo él? ¿Habrá conocido a alguien?
Que
tontería, por supuesto que ha encontrado a una sustituta de juegos.
Quiero decir, él seguro que es muy popular entre las chicas, solo
había que verle pero... ¿Habrá pensado en mí?
Podría
mentirme diciendo que la había olvidado, pero era imposible hacerlo
cuando quería estar pendiente de ella en su camino de vuelta a casa.
No quiero verme como un acosador secreto o algo así. Se podría
decir que soy el héroe de la historia, o simplemente un loco con
mucho tiempo libre. Sé que ella tiene que pasar todos lo días
bordeando el parque, y eso solo me hace recordar como intentaron
violarla por mi culpa.
¿Eso
me hace sentir mejor? Quiero decir, ¿realmente lo hago solo por su
seguridad o hay algún sentimiento oculto en este hecho rutinario?
Escondí
mi cabeza tras la columna en la que estaba apoyado. Estaba sentado en
el suelo esperando la llegada de su tren. Era viernes y hacía dos
meses que no había hablado con ella. Y aunque el verla debería
suponer un alivio era más bien un martirio. ¿Su pelo seguiría
siendo tan suave? ¿Su rubor continuaría siendo tan cálido?
Ella
anduvo por mi lado, pero no me vio ni echó la vista atrás, pasó de
largo y la estela de su aroma me dolió como algo cruel que me
recordaba que ya no era mía. No se había echado colonia y se me
hizo sonreír de tristeza. Ansiaba realmente estar cerca suya, tan
cerca que todo lo que respirase fuese su aliento.
Quería
que fuese mía.
Miré
el móvil, no sé cuantas veces me habría llamado ese número
desconocido. Las primeras veces que me llamó estaba en clase, hace
cerca de mes y medio. Entonces no lo había cogido, y las demás
veces había rehusado de hacerlo. Miré la pantalla del móvil y rocé
con el pulgar el botón de cancelar llamada.
—¡Qué
demonios!—bufé cuando salí a la calle. Pulsé el botón verde
para coger la llamada, simplemente será alguien que se ha
equivocado, así me dejará en paz. Me acerqué el móvil a la
oreja—. ¿Sí?
—¿Hola?
¿Leire?— me llevé la mano a la boca y contuve la respiración.
Parece
que se ha sorprendido con una llamada, ¿será su nuevo novio? Es muy
posible. Ella está hecha para ser amada. Ella está hecha para ser
acariciada y no dejarla ir. Yo fui tan estúpido que la dejé ir.
Debería luchar por ella... pero no quiero que me odie. No podría
aguantar que me odiase.
Así
que tal vez por eso me dejo caer a lo largo del tronco de un árbol
hasta el suelo. Donde, de cuclillas y con la cabeza baja puedo soñar
e imaginar estar de nuevo con Leire. A lo lejos la oigo reír, siento
celos de esa persona que puede hablarle.
Lo
único que puedo hacer es asegurarme de que está a salvo.
—Nicolás,
cuanto tiempo...— respondí sin saber muy bien cuánto estusiasmo
ponerle a mis palabras. La última vez que lo había visto me había
besado y me había dejado en un lugar que yo no conocía.
—Lo
siento, estarás sorprendida de que te haya llamado... y seguramente
tienes muchas cosas que hacer... no sé por qué lo he hecho...
—acabó mascullando.
—¿Cómo?—
pregunté cuando ya casi no podía oírle—. No, no pasa nada, no
estoy haciendo nada importante— reí para descargar la tensión de
ese instante—. ¿Eras tú el que me ha llamado tantas veces? ¿Por
qué? ¿Qué pasa? — por un momento me asusté al pensar que tal
vez a Lucas le había pasado algo. Meneé la cabeza y proseguí mi
camino al darme cuenta de que me había parado.
—No,
no pasa nada —respondió rápidamente con nerviosismo—. Es solo
que... me he sentido fatal desde que te dejé solo aquella vez,
perdóname por eso.
—Ahora
que has perdido perdón está todo olvidado— dije con cierta
ternura, Nicolás era adorable, como un osito panda. Reí ante la
idea.
—Sí
ya... quiero decir ¡No!
—¿No?
—No
puedes perdonarme tan rápido, lo que hice fue horrible... por eso te
llamaba para ver si podía verte un día de estos que no estés
ocupada.
—Vale,
me parece perfecto—respondí.
—¿De
verdad?— dijo incrédulo.
—Claro,
¿podría ser mañana? Es que estoy intentando buscar un trabajo
parcial y esta tarde tengo una entrevista...
—Sin
ningún problema—dijo con entusiasmo—. ¿Qué te parece a las 8,
en el Pub Jaque, donde nos conocimos?
—Perfecto,
allí estaré—dije al llegar a mi casa.
—Leire...
—¿Sí?
—Echaba
de menos tu voz— y colgó.
Sonreí
mientras apartaba mi móvil de la oreja. Estos dos meses habían sido
muy solitarios para mí, Sara se había pasado todo ese tiempo en un
tira y afloja con Esteban y eso me había dado mucho tiempo para
pensar en Lucas... Sabía que no debía de hacerlo, pero al escuchar
la agradable voz de Nicolás, no pude resistirme a una amigable
distracción aunque tratándose de Nicolás sería algo más que
amigable...
Mierda,
debía de haberlo pensado mejor, ¿le estoy dando falsas esperanzas a
Nicolás? Él me besó... pero justo en estos momentos le necesito
para no perder la cabeza.
Por
cierto... ¿cómo habrá conseguido mi número?
Llegué
demasiado pronto a la puerta del café donde iba a hacer la
entrevista. Miré el reloj, diez minutos antes de lo previsto, y eso
que pensaba que llegaba tarde... Miré el cartelito de la puerta
indicando que todavía estaba cerrado. Bufé.
Para
la entrevista me había puesto una camiseta rosa pastel de pequeños
lunares negros y unos vaqueros ajustados. Para completar la aparencia
de madures que quería dar, había cogido un bolso negro y unos
tacones del mismo color. Me miré en el escaparate de café y observé
que debido a las inútiles prisas mi moño se había revuelto. Me
quité el coletero y me coloqué la melena pero me la dejé suelta.
Los recogidos altos me acababan, siempre, dando dolor de cabeza.
Para
hacer tiempo, deambulé por las calles, y entonces pude oír los
dulces y conocido acordes de I
Won't Give Up.
Un fuerte latido hizo que mi corazón diese un vuelco. Corrí a lo
largo de la calle y giré la esquina.
Allí
estaba. Más guapo de lo que recordaba, rodeado de gente que le oía
calentar la guitarra. No me dejaban verlo bien, así que, aún en la
última fila, me colé en un hueco. Oh Dios mío, ¿cómo le había
crecido tanto el pelo en este tiempo? ¿Estaba más alto? ¿Sus gafas
eran más rojas?
¿Quería
hablar con él? ¿Quería decirle algo? ¿Quería que me viese?
Pero... conociendo a Lucas ya sabría que yo estaba ahí, siempre
había tenido ese sexto sentido.
Él
dejó de observar la guitarra y alzó la cabeza, yo contuve el
aliento y fue en ese instante cuando supe que me había visto. Me
miró de esas manera en la que solo puede hacerlo él, un escalofrío
recorrió mi cuerpo y él sonrió.
—When
I look into your eyes, it's like watching the night sky or a
beautiful sunrise there's so much they hold...— su voz era
preciosa, parecía escurrirse entre los acordes de la melodía, y
hablarme a mí—And just like them old stars, I see that you've come
so far to be right where you are. How old is your soul?
Cogí
aire y susurré a su misma vez las palabras que parecían estar
atascadas en mi cabeza: I won't give up on us, even if the skies get
rough. I'm giving you all my love. I'm still looking up.
“No
voy a dar lo nuestro por vencido...”
Tal
vez esas fueron las palabras que necesitaba que me dijese, tal vez
simplemente le echaba mucho de menos, tal vez estoy cometiendo un
error... pero quiero cometerlo.
—'Cause
even the stars they burn, some even fall to the earth, we've got a
lot to learn “God knows we're worth it” No, I won't give up
—esta vez era yo la que cantaba, tardé un segundo en darme cuenta.
La gente que estaba escuchando a Lucas se giró al oírme y empezaron
murmullos y timidos aplausos de admiración ante, seguramente, mi
osadía. Yo di un paso al frente, y otro más, Lucas se calló pero
siguió tocando. La gente me dejaba pasar. Me puse a al lado de Lucas
y le miré mientras seguía cantado. Tenía la sensación de que cada
vez más gente se acercaba a escucharnos, oía con más insistencia
el sonido de las monedas cayendo en la funda de Tiffany. Observé a
Lucas y apoyé mi mano en su hombro, quería tocarle y quería que
supiese que era a él a quien dirigía la letra de la canción.
—I
won't give up on us—seguí cantando con la euforia recorriendo mis
venas.
—No
I'm not giving up—Lucas hizo el coro y eso me hizo reír, pero para
no perder la concentración simplemente sonreí.
—God
knows I'm tough enough—me estaba motivando como cuando cantaba sola
en la estación del metro, en la ducha o en mi cuarto. Eso era lo que
a mí me gustaba, cantar.
—I
am tough, I am loved—Lucas siguió con su coro y yo me acerqué a
él.
—We've
got a lot to learn— mientras cantaba no era capaz de apartar la
mirada de Lucas, y él de mí tampoco. De repente la situación se
volvió muy íntima, parecía que estábamos solos, que solo
existíamos él y yo.
—We're
alive, we are loved
—God
knows we're worth it
—And
we're worth it
—I
won't give up on us, even if the skies get rough. I'm giving you all
my love. I'm still looking up...— terminamos cantando los dos al
unísono, como si lo hubiésemos practicado. Y acabamos en un
susurro. Sin tocar los acordes final, él cogió de la parte de abajo
de mi camiseta y me acercó a sus labios. Su boca era como la
recordaba, pero al igual que la mía era salvaje, notaba que me
añoraba, que me anhelaba de la misma manera en la que yo a él.
Todas mis preocupaciones se fueron. Pasé mis brazos por encima de su
cabeza y le rodeé el cuello. El público aplaudía, silbaba y
gritaba enloquecido. En ese momento recordé que ellos estaban ahí,
y la euforia de ese beso en público se unió al de mi valentía al
cantar en voz alta delante de tanta gente.
Nos
separamos y apoyé mi frente en la suya mientras me mordía el labio
inferior. Miré el cristal de sus gafas casi sin aliento.
¿Y
ahora qué?
Hola, hola, se que os parecerá raro que escriba algo, pero lo veo conveniente.
Lo primero, lo siento a todos por la tardanza. Me han pasado muchísimas cosas y no he tenido tiempo; por ello, he escrito un capítulo bastante largo y con un final muy emotivo (espero que os haya gustado). Lo siento otra vez por el tiempo que he estado sin escribir, seguramente habéis tenido que releer todo de nuevo. Pero muchas gracias por estar siempre ahí!
La segunda cosa que quería decir es que esta semana cumplió los 18 la fan nº1 de Mírame. Y como regalo quería hacerle esta dedicatoria. ¡Va por ti furci!