jueves, 21 de junio de 2012

Capítulo 7. Lo que sé...

De camino a mi casa no podía parar de sonreír. Lucas sabía qué decir y cómo decirlo para hacerme sentir incómoda y a la vez sacarme un sonrisa.

Como era habitual en ese camino, bordeé el parque y fui, con paso rápido a mi casa. Cuando toqué la puerta me sentí a salvo, como si en el juego del escondite hubiese tocado “casa”, algo irónico ya que estaba realmente en casa.

-Ya estoy aquí mamá. -Esa era una de esas frases obvias que aborrecía decir, al igual que las respuestas a las típicas preguntas como “¿Está lloviendo?” Cuando miras por la ventana o “¿Te has cortado el pelo?” Cuando claramente te has rapado una hermosa melena.
Mi madre salió de la cocina mientras secaba un plato con un trapo. Venían las preguntas de siempre.

-¿Qué tal el día?

-Bien. -respondí demasiado seca.

-¿Sólo bien? -intenté redimir mi error anterior al haberme mostrado tan seca, y para igualarlo puse demasiada emoción en la respuesta.

-Sí. -forcé una sonrisa.

-¿No ha pasado nada especial?

-No. -respondí de forma casual encogiendo los hombros.

-¡He encontrado trabajo! -dijo contenta, levantando los brazos y con ellos el plato y el trapo.

Me sorprendí, mi madre había estado buscando trabajo durante varios meses para ayudar a la economía doméstica. El problema era la escasez de estudios que había tenido. Así que, realmente me alegré por ella cuando me dio la buena nueva.

-¡Oh Dios mío, mamá! ¡Felicidades! -dije yendo a abrazarla.

-Es sólo como vendedora de electrodomésticos, pero ayudará bastante.

-Me alegro mucho por ti, mamá. -la sonreí.- ¿Cuándo empiezas?

-¡Mañana! -dijo con alegría.

Después de estar varios minutos hablando y alegrándonos sobre ello, subí a dejar la mochila y bajé a comer. Avisé a mi madre de que esa tarde iba a salir, y me sorprendió bastante que no me preguntase a dónde ni con quién. Podía ser que la idea de un trabajo ocupaba su mente o que pensaba que si salía sería con Sara, así que no añadí nada más.

Pasado un tiempo decidí prepararme para ir a casa de Lucas. Subí, me duché y miré dubitativa el interior de mi armario. Me regañé a mí misma por querer vestirme mejor ya que iba a verle. Al final escogí algo sencillo pero bonito al fin y al cabo, y lo completé con un bolso, fui a salir por la puerta, pero antes de cerrar ésta llegó a mi cabeza sus palabras: Recuerda mi camiseta, a ver si con las ganas que tienes de verme se te va a olvidar.

Me llevé la mano a la cabeza al darme cuenta que por poco se me olvida la camiseta de Lucas. Subí las escaleras y la cogí, la guardé en el bolso y bajé para despedirme de nuevo de mi madre.

Memoricé todo lo que llevaba para no dejarme nada y salí de mi casa.

Por el camino recordé que Lucas me dijo que me iba a presentar a Gato, rió cuando pregunté si llamaba Gato a su gato, lo que no descartaba la idea del todo.

Llegué más rápido de lo que pensaba, y después de dudar varias veces llamé al timbre. Pero de repente dudé, ¿y si no me abría él? ¿Y si me abría su padre o su madre?

Todo se aclaró cuando Lucas abrió la puerta con el pelo despeinado, sus gafas de siempre y sonrió.

-Hoy tampoco te has echado colonia. -dijo con aire divertido.

-¿Eso me permite pasar? -pregunté señalando la entrada.

-Ahora me tienes que decir el santo y seña. -sonrió de lado, como lo haría un chico travieso que ha hecho algo malo.

-Eh... -hice como que pensaba- ¿Cacahuete?

Él rió apoyando las manos, una en la puerta y la otra en el marco de ésta.

-Esa no es la contraseña. -dijo mientras sonreía.

-Pues dímela.

-Un beso.

-¿”Un beso” es la contraseña? -pregunté para evadir a lo que realmente se refería.

-Un beso te permitirá pasar. -contestó con calma.

-Sólo he venido a devolverte la camiseta. -empecé a decir mientras buscaba en el bolso.

-No la aceptaré hasta que no estés dentro. -me desafió.- Es sólo un beso, ¿qué hay de malo?

Eso me preguntaba yo, ¿qué había realmente de malo?

-Olvídalo, te dejaré la camiseta aquí y me iré. -contesté ya con ella en la mano.

-Vale, vale. -abrió la puerta y me dejó pasar.

Entré mientras él exageraba una reverencia a mi paso.

-No hace falta tanto, ni que fuese de la realeza. -le dije cuando acabó la reverencia.

-Sí que lo eres, ¿todavía no te ha entrado en la cabeza que eres una princesa?

¿Cómo explicar lo que me producía Lucas? Era agradable hasta cuando se comportaba 
como lo había hecho en ese momento. Lo del beso realmente fue tentador, pero mi lógica superó a lo demás.

Lucas parecía moverse por impulsos, como si fuese una bolsa de palomitas que se mete en el microondas y poco a poco va estallando. Pero esas palomitas me tentaban demasiado. Cometí demasiado errores en el pasado por culpa de un chico, no quería que nada de eso se repitiese.

Me encantaba que me llamase princesa, me encantaba que hubiese averiguado mi nombre y lo hubiese escrito en todas las ventanas de todos los metros, me encantaba que me hubiese salvado aquella vez, y que en silencio me hubiese abrazado, me encantaba su aroma y su espontaneidad y cuando me decía cosas bonitas como “tu risa me enamora”, me encantaba que me sacase una sonrisa con frases estúpidas, me encantaba lo rápido que era para pillar las cosas. Pero... ¿qué sabía yo de Lucas?

-Estás en tu casa, ¿ni siquiera aquí te quitas las gafas de Sol? -le pregunté. Me entraron ganas de conocer sus ojos, de mantener la mirada a ellos para saber mejor qué pensaba. Averiguar el color de sus ojos y el grosor de su pupila, saber si sus pestañas eran largas, cortas, gruesas... conocer si sus ojos eran tan asiáticos como su pelo.

-Tu belleza resplandece, princesa, en tu presencia no me las puedo quitar. -me comparó con el Sol con una sonrisa triste.

No quería que esquivase mis preguntas, pero su sonrisa me mató por dentro. ¿Cómo una sonrisa podía ser triste? ¿Cómo un poco de felicidad podía estar colmada de problemas y desdichas?

Paré el impulso de abrazarle y fui a preguntarle una cosa que siempre me había rondado la cabeza, pero él fue más rápido y paró mis pensamientos.

-Te dije que ibas a conocer a Gato. -dijo cambiando completamente su expresión.

Lucas me animó a entrar al salón y al llegar allí, silbó. Un perro, de raza labrador, que se encontraba tumbado en el sofá se levantó apresuradamente ante el sonido y fue al otro extremo del diván en el que se encontraba para estar cerca de su amo. Lucas empezó a acariciarlo con aire divertido, con movimientos rápidos y Gato no paraba de mover su cola de color blanco canela.

-¿Gato es un perro? -pregunté sin creérmelo. Empecé yo también a acariciarlo y su pelaje era tan suave como rozar una nube. Era demasiado grande pero seguía siendo adorable.- ¿Por qué se llama Gato?

-Porque de pequeño pensaba que era un gato. -dijo sonriente.

-¡Es la cosa más bonita que he visto en mi vida! -dije agachándome junto a Gato.

-Excluyéndome a mí, claro. -dijo con su habitual egocentricidad fingida. Le miré de reojo aguantándome una sonrisa que se asomaba por mis labios.- ¿Quieres sacarlo a paseo?

-¡Sí, por favor! -dije emocionada.

Lucas cogió la correa y la enganchó a Gato y salimos de su casa. Con mucha emoción, empecé llevando a Gato, pero éste podía conmigo ya que era enorme, así que tuve que ceder, con cierta lástima, la correa a Lucas. Paseamos lentamente por el barrio, en silencio, hasta que me acordé de una de esas numerosas preguntas que siempre quise hacerle.

-¿Nunca están tus padres en casa? -pregunté.

El se rascó la cabeza, y respondió de forma calmada, escondiendo la tristeza que podía contener sus palabras.

-Mi madre trabaja bastante y mi padre...se fue cuando nací.

No me esperaba esa respuesta para nada, sin querer, frené mis pasos hasta que me paré. Él se giró a dos metros de distancia.

Acorté en dos pasos la distancia que nos separaba y le abracé. Enredé mis brazos en su cuello mientras él, poco a poco rodeaba mi cintura aún sujetando la correa de Gato. Empezaron a caer pequeñas lágrimas de mis ojos antes de que yo lo permitiese.

-Lucas siento que algunas veces no te comprendo, -empecé a susurrarle sin dejar de abrazarle- siento que podría hacer siempre algo para animarte pero nunca se me ocurre nada y por eso aparto el tema. Sé que lo has pasado mal en el pasado, y tal vez lo sigues pasando. No sé que te ocurre y sé que no me lo quieres decir. Me pregunto muchas cosas sobre ti pero creo que debería parar de preguntarlas porque te duele hasta que te pregunten tu color favorito... -al decir esto él me abrazó más fuerte- Te ocultas en esa fachada tan agradable pero sé que por dentro te mueres poco a poco. Yo insisto e insisto curiosa, pero sé que vale más tus sentimientos que mi curiosidad, porque ésta puede herirte más de lo que estás. No te conozco desde hace mucho pero siento que eres mi amigo de la infancia. Sé que tienes secretos que poco a poco me irás contando...o no. No sé si...no sé nada...pero quiero que sepas que aquí estoy: para tus momentos malos y los buenos, para cuando necesites desahogarte o contarle algo a alguien. Quiero hacerte saber que de verdad puedes confiar en mí...pero... -no pude terminar mi frase. ¿Cómo se puede sentir una persona que ha sido abandona por su padre nada más nacer? Lloraba como si me hubiese pasado a mí.

Poco a poco Lucas se soltó y con una sonrisa triste secó delicadamente mis lágrimas. Gato, a nuestro lado, estaba quieto, mirándonos.

Estábamos en la calle de la casa de Lucas, justo en frente de un callejón sin salida oscuro. Sólo dio un paso en esa dirección y me giró poniéndome de espaldas a la pared. Los cristales de sus gafas oscuras mostraban a una Leire con unos ojos enormes debido a las lágrimas. Lucas estaba a pocos centímetros de mí, respirando mi aliento. Era imposible pensar que no era guapo. Mi corazón latía a mil por hora sin saber qué iba a ocurrir, qué iba a hacer...

Dejó caer la correa de Gato y éste no huyó al verse liberado, simplemente se tumbó cansado.
Lucas alzó sus manos rozando mi tez desde mis sienes hasta mis labios, donde se quedo un segundo de más acariciándolos. Abrí mi boca sutilmente para dejar escapar mi aire, que rozó la yema de los dedos de Lucas. Mordió su labio inferior y apoyó su frente en la mía. Respirándome. Lentamente, abrió la boca y susurró:

-Por favor, déjame besarte.

14 comentarios:

  1. Te lo he dicho ya más de una vez, pero no me importa repetírtelo, me encanta tu forma de escribir y me enamora la historia sigue así, que yo seguiré leyendo :)

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    1. aaaaaaaaaaaaaah!! graciaaaas!! tienes que verme ahora saltando de alegría weeeee ^^

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    1. :D pues ya has puesto dos: "sin" y "palabras" jajaja (sí, muy malo) gracias por todooo :)

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  3. Me encanta tu historia! :D. Escribes muy bien espero que esta historia dure y mucho :)

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    1. Muchas graciaaas por todo!! por leerlo, por comentar, por decir que te gusta... Muchísisisisisisisisisimas graciaaaaas!!! :D

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  4. KLASDKADÑAKDÑADLDAKSDADLSJKLDASJDAKLSJDALSKDJASKLDAJSKLDAJSKDSAJASKJDASKLAJSLKDAJSÑDLKSÑLAS
    ESE ABRAZO, ESA CONVERSACIÓN, ESA MANERA DE HACERME SONREÍR, ESA ULTIMA FRASE AKDASJDKLASDASAFDD
    Estoy enamorada de tu manera de escribir, ojalá yo escribiera tan jodidamente bien, pfffffffffff que perfecta que es esta fanfic coño, quiero tomarmelo con calma pero no me lo dejas nada fácil!

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    1. quieres tomártelo con calma y acabas leyendotela entera en una tarde jajaja
      Eres amor!! Me estás alegrando el día con tus comentarios!!

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  5. Ahhhhhh me muerooooo, encontre esta nove de casualidad en goglee y dejme decirte q escribes genial, no, mucho más q eso, hoy me la e pasado leyendo esta nove y estoy enamorada de Lucasssssss :D

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    1. #MotivadaModoOn
      Weeeeeeeee me encanta ver a nuevos lectores :D y que me comenten y que les guste tanto :D
      Como ya te he dicho en las demás respuesta, haces que me entren ganas de seguir escribiendo :D
      TeamLucas!!

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  6. Me encanta he empezado a leer y no puedo...me he enamorado quiero un Lucas en mi vida por favor!!! Ahora tendria que estar estudiando, pero no puedo tengo que seguir leyendo...engancha!!!!

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    1. Ooh! Graciaaaas! Espero que no suspendas por mi culpa xd

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    2. Jajaja no se lo que tenia que estudiar pero merecio la pena no hacerlo!!

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    3. jajaja cuando veas las notas no pidas ninguna reclamación jajaj

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